lunes, 6 de octubre de 2008

Momentos

Salió de la biblioteca aún aturdido por todas las horas que llevaba entre libros, el tiempo se le había pasado volando allí dentro.
Fuera ya caía la tarde, miró al cielo rojizo y se paró un instante en medio de aquel lugar, respiró profundo y dejó que la brisa le acariciase la cara, no hacia frío ni calor y a lo lejos podía oír el rumor distante de los coches que pasaban por la autopista.
Entonces recordó aquel consejo que un día le dieron: nunca te olvides de sentir, hagas lo que hagas, en lo malo o en lo bueno. No pases por alto esas pequeñas cosas que visten los recuerdos, que los hacen únicos, momentos congelados en el tiempo, en la memoria, para siempre.

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