miércoles, 5 de marzo de 2008

Coup de foudre (I)

Su vida era una mierda. A tamaña conclusión había llegado mientras divagaba Gran Vía abajo acerca del verano que le esperaba, otra vez y muy a su pesar, enfrascado entre libros de gramática, intentando descifrar impronunciables vocablos. Era un negado para el francés y no había remedio.
La cara de la vieja madame Marie se le aparecía una y otra vez en su conciencia, a lo largo de episódicos flashbacks acaecidos durante todo el curso, para recordarle su inutilidad y no podía por más que resignarse ante tan desoladoras perspectivas. Las largas tardes de playa no eran más que un lejano espejismo.
Enfilaba ya la calle de la librería Europa y aunque se había propuesto caminar sosegado, el sol a esa hora de la mañana ya brillaba lo suficientemente implacable como para que empezaran a aflorar por toda su espalda las primeras gotas de sudor, lo cual no hacia sino empeorar su apatía y hastío generalizados.