domingo, 31 de agosto de 2008

Sueños e ilusiones (5)

Aun recuerdo aquella casa de techos altos y paredes forradas de papel; los sillones majestuosos y los retratos antiguos de antepasados que su padre siempre decía, jocosamente, ni siquiera podía reconocer de lo viejos que eran. Estaba claro que alguien que hubiese crecido en semejante escenario tenia que tener, por fuerza, la cabeza llena de sueños e ilusiones.
Y para él, ella, significaba precisamente eso, sueños e ilusiones.

A él le gustaba levantarse por las mañanas y desayunar un Cola Cao caliente, (no importa la época del año), mientras las vocecillas chillonas de los dibujos animados le dejan casi hipnotizado delante del televisor como cuando era un enano. Aun hoy día, cuando llega Septiembre, sigue odiando a muerte los anuncios de la vuelta al cole del Corte Inglés y en su mesita de noche siguen reposando un universo de superhéroes en forma de comics.
Sus ojos siguen mirando la vida sabiendo que la inocencia se pierde por desgracia y no por obligación.

Se encontraron en verano, entre amistades y días interminables sin mucho que hacer. No hubo casualidades, no hubo azares del destino, ni situaciones extraordinarias. Fue simple, a ella le gusto que él siempre sonriese, y él se quedo fascinado desde el principio con aquella chica que parecía sacada de un anuncio de la tele. No les costo acercarse el uno al otro, pues siempre eran ellos los que se quedaban hasta el final, hasta la madrugada, hablando, soñando con arreglar el mundo.
Querían conocer a todos y cada uno de los habitantes de este planeta.

Lejos del mundo, solos, bajo el sol de las primeras horas de la tarde se bañaron en aquel embarcadero, nadando entre pequeñas barcas de pesca, jugando y riendo en el agua, agarrándose y soltándose una y otra vez hasta que tiritando el frío les obligo a salir.
Ella lo abrazo por detrás entonces, y él pudo sentir sus pechos en la espalda mientras todo su cuerpo se estremecía.
Abrazados, en silencio, ambos comprendieron lo que les estaba sucediendo.

Una ciudad no llega a pertenecernos, no es verdaderamente nuestra hasta que no nos enamoramos en ella. Cuando asociamos los lugares a emociones, los olores, los colores a lo vivido, a los momentos que se quedan inevitablemente grabados en nuestra alma.
El primer beso que le damos a alguien se recuerda siempre. Podemos recordar con una exactitud casi milimétrica el lugar, el instante, la situación.
Como tantas otras veces la madrugada les había sorprendido, sonaba opera mientras en la plaza el dueño de la única cafetería que quedaba abierta recogía las mesas y sillas de la terraza, lentamente parsimonioso, entre un aire impregnado del aroma de los Dondiegos de noche. Enredados en un abrazo, en un banco, ellos soñaban algo acerca de viajar por el mundo, hasta que se hizo el silencio entre ambos y casi sin darse cuenta sus rostros se juntaron, piel contra piel, mientras sus corazones palpitaban aceleradamente. Podían sentir sus labios ardiendo, quemando, indecisos, a escasos milímetros unos de otros, hasta que terminaron por unirse y el tiempo se detuvo cerrándose todo a su alrededor en torno a aquel beso.

sábado, 9 de agosto de 2008

¿A donde se iran las ilusiones esos dias que nos abandonan?


"....De los deseos que se quedan para siempre en un estante
De la templada vida de los leones en las estepas
De vidas contiguas que nunca se miran
Granada, Federico, cuadrúmanos, cañahueca
De historias antiguas, de amores eternos, de celos, de infiernos
De unas sierras de Granada que estuvieron vivas de labriegos con turbante. De por qué buscamos miradas
De un mundo habitado por sabios tan humildes
De por qué buscamos miradas cuando la tormenta arrasa en las madrugadas
Como el hatillo de un caminante"


Manolo Garcia - Si te vienes conmigo (version acústica)

domingo, 3 de agosto de 2008

Ruego a todos los dioses de este mundo, a todas las casualidades, una oportunidad, una sola.
Extiende tu mano. Ven conmigo, quiero enseñarte mi mundo.
Cuentame algo, sacame de este vacio.
Si tu solo supieses todo lo que siento, todo lo quiero.
Susurrame palabras al oido.
Quiero hacerte reir, hacerte feliz, la unica persona en este mundo.
Dime que estoy vivo, que lo sientes, que estas loca conmigo y yo loco contigo.
Mirame a los ojos y enseñame esa sonrisa.
Que solo tu y yo podamos entenderlo
Abrazame fuerte y que todo desaparezca a nuestro alrededor.
Si no lo hago no voy a perdonarmelo jamas.