Es como si estuviésemos viviendo la adolescencia otra vez.
Esta crisis es lo que tiene, algunos vuelven a estudiar de nuevo, a vivir en casa
de sus padres, a no tener un duro en los bolsillos (el dinero es una mierda
pero de lo poquísimo positivo que tiene es que da independencia), a vestir como
surferos comunistas y a que te gusten cosas como el video de we found love, Skins o la MTV. No es “modernura”, es más bien
lo que hay y supongo que no tardará en venir uno de esos sesudos sociólogos
típicos de programa mañaneros (esto es otra cosa que tiene la crisis que ves la
tele por la mañana) a ponerle un nombre (generación perdida, aunque yo pensaba
que esos éramos los "Lostis"). De todas formas esta segunda adolescencia también tiene
su lado más cruel, el que ve pasar el tiempo. Cuando eres adolescente no miras hacia
delante, para qué si el espacio tiempo no existe, pero con los 30 en lo alto si
lo haces y lo que se siente es impotencia, una gran impotencia de tener todo el
tiempo del mundo y a la vez sentir que no lo tienes, que el reloj no deja de
correr porque otros la han cagado por ti y lo único que se atreven a decirte ahora
es que esperes.
Como es imposible vivir así, dándole vueltas a la pelota todo el
día, porque terminaríamos con todo el Tranquimazin que hay en las farmacias del
mundo, lo que hace uno es vivir como buenamente se puede e intentar olvidarse
mientras esta segunda adolescencia le va engullendo poco a poco feliz e ignorante,
eso si siempre y cuando no te pase algo que te devuelva de una hostia a la
cruda realidad, como por ejemplo que un buen día vaya uno por la calle y llegue
un adolescente, pero de los de verdad y le diga al colega que deje pasar al “hombre”
y a ti se te cae encima todas las piedras de molino de la Mancha, mientras por
dentro te acuerdas de todos los antepasados del chaval.
Divina juventud.