martes, 16 de septiembre de 2008

Barcos

Uno de mis traumas infantiles fue que nunca me llegaron a regalar por reyes el barco pirata de playmobil, a mi madre se le metió en la cabeza que era algo muy saborio, porque eso se veía muy bien en el anuncio con su agua y todo, pero que en la realidad no merecía la pena y claro todo el mundo lo tenia menos yo. La cuestión es que me han gustado siempre los barcos, pero no los de ahora sino los antiguos, los de vela.
Me acuerdo que cuando era pequeño, a menudo, mis padres me llevaban a una oficina donde arreglaban no se que papeleo y aquello que hubiese sido una tortura para cualquier crío, a mi me encantaba porque en el despacho de aquel señor colgaba un enorme y viejo cuadro donde se representaba una batalla naval de barcos antiguos, que yo me quedaba mirando embobado todo el rato que estábamos allí, imaginando a esos barcos disparándose por sus cañones entre si.
Y es que quién no ha querido alguna vez echarse a la mar en uno de esos barcos, escuchando el crujir de la madera y el sonido del viento en las lonas de las velas, además de saber que significan palabras como mesana, foques, trinquetes, drizas, jarcias, bauprés, barlovento y sotavento, amura.


3 comentarios:

_MeiA_ dijo...

pues a mi me pasaba algo parecido, pero con los coches...
siempre me regalaban que si muñecas, que si barbies... grrrr... yo lo que queria era un camión (como la canción!) jejej.. pues si, me fascinaban los coches, me encantaban... y no comprenia pk tenia que jugar con muñecas si las odiaba... y lo que llegué a hacer, era llevar las muñecas encima del coche
;)

saludos

Álvaro dijo...

Acabo de llegar aquí a través del blog de Meia. Comentarte que siento mucho que no tuvieras el barco pirata de playmobil, puesto que, junto con el Fuerte (americanos contra indios) y el circo, creo que fueron los juguetes preferidos de nuestra quinta xD

Eso sí, yo me quedo con el juguete, puesto que, pese a que yo también me quedaba embobado mirando cuadros de batallas navales, el simple hecho de imaginarme flotando en el mar abierto, sin vislumbrar tierra a la que llegar, me provoca pánico.

¡Un saludo!

Lulu dijo...

Un consejo, cuando puedas visita el museo naval de Portsmouth. Merece la pena, aunque no paren de repetirte en que parte de cierto barquito paso a la historia Nelson despues de terminar con la flota espanhola ;)