martes, 17 de febrero de 2009

Suerte

Todos los días empieza y todos los días acaba, es una espiral, un ritual al que me he enganchado sin remedio. Atravieso ese pasillo en la mañana temprano, con nervios, con una inquietud en el cuerpo que solo dura un instante, un momento, hasta que me encuentro tus ojos y entonces ya es inevitable. Es un no que se vuelve si, poco a poco, lentamente, sin darnos cuenta, cayendo por un agujero por el que solo cabemos tu y yo.
Todo va desapareciendo a nuestro alrededor, perdemos la noción del tiempo, los instantes se vuelven densos, espesos, de una calma casi mareante. Respiro un segundo, una bocanada de aire y contemplo el instante desde la distancia, suerte me viene a la cabeza una vez más. No tengo otra explicación por muchas vueltas que le de, todo es tanta casualidad que parece imposible. Aun así no tengo miedo de que todo se quede en eso, en simple y pura suerte...

2 comentarios:

Ophelia dijo...

suerte de verdad... :)

Rapunzel dijo...

¡Cómo me ha gustado, Dios!