jueves, 30 de noviembre de 2017

Noviembre

- Mira, Torrevieja, donde los apartamentos del "Un, dos, tres".
 
- ¿Tú te acuerdas del "Un, dos, tres"?, bueno, contigo siempre es más bien, ¿tu conociste el "Un, dos, tres"? —Le digo mientra vemos en la tele una noticia de no sé qué que ha pasado en Torrevieja.

- Si, era muy pequeña, pero me acuerdo. —Me responde, parando un momento de comer y aguantando una medio sonrisa.


- ¿Y al "Topo Gigio"? —Le vuelvo a preguntar pasados unos segundo. Ahí, ya explota y empieza a reirse a carcajadas y yo ya soy el hombre más feliz del mundo.

Es curioso, pero siempre he odiado el frio, el invierno. Hasta ahora. Ahora solo quiero preparte sopa y que nos la comamos enredados en el sofa entre mantas, mientras vemos cualquier cosa en la tele, da igual, yo solo quiero tenerte conmigo, hacerte reir, sentir tu calor, tu olor y quedarme embobado viendo como tu pecho sube y baja al ritmo de tu respiracion. 

Que vengan tormentas, olas de frio...


miércoles, 27 de septiembre de 2017

Los días de quemar

Día de quemar, donde las ilusiones estan escondidas vete tu a saber dónde y que no te crees ni a tu sombra. Día de montaña rusa con algun "quizás" de por medio, que terminan siendo los peores. Día que termina como acaba, de arrugar y tirar, de pisotear, de golpear, de olvidar. 

En fin, hasta mañana.

martes, 19 de septiembre de 2017

El perfume


Tengo que confesarte un secreto, a veces cuando me voy a dormir me pongo perfume, el mismo que llevaba en aquella época, el mismo que llevaba el día que te conocí. Hay quien mira fotos para recordar, pero yo, por eso que dicen de los perfumes y el recuerdo, prefiero complicar más las cosas y que me vaya pillando el sueño con una sonrisa en los labios mientras mil imágenes van cruzando por mi cabeza, además, si tengo suerte hasta puede que vuelva ha encontrarme contigo aunque solo sea en sueños, quién sabe.
 
Ya ves,...

miércoles, 26 de julio de 2017

P.

No te vayas todavía, quédate un momento más. Prometo que te lo compenso. Verás, tengo que contarte...

 
de como he sido marinero embarcado siempre en tierra,
de como he dado triples saltos mortales a ras de suelo,
de como soy de esos que siempre lo tienen todo perfectamente descontrolado,
de como tengo días de resoplar (uno entre mil), en los que no me soporto ni yo y de como también, me arreglo yo solo,
de como tengo especial habilidad para meterme en toda clase de historias perfectas pero estúpidas,
de como soy curioso hasta para meter los dedos en el enchufe,
de como no me gusta el tiempo pero si los relojes,
o de como le encuentro sensaciones, colores y formas al sonido de los nombres -por cierto, el tuyo es azul y tiene la consistencia de la nata de los pasteles-


de como al final, no soy tan diferente a todo el mundo, de como no soy tan diferente a ti.

viernes, 1 de febrero de 2013

Duermevela

Solo quise escribir despierto para que pareciese un sueño. Salió al revés...

domingo, 23 de diciembre de 2012

Sin titulo

El bar esta oscuro y lleno de humo, se supone que tenemos una lay anti-tabaco, pero hoy y aquí parece que eso da igual. Estamos amontonados, casi molestándonos como hace ya tiempo que no pasaba en este lugar y hay que hacer un esfuerzo para distinguir los rostros de quienes están unos pocos metros más allá, algo que no paro de hacer, sobre todo porque tanta gente significa que mi curiosidad esta casi tan disparada como mis esperanzas porque esta noche sea diferente.

Ella es la última persona del mundo con quien espero encontrarme y para ser sinceros, no se si me alegra mucho cuando la veo entrar por la puerta y avanzar justo hacía el lugar donde estoy. No es que no quiera verla, saber de ella a estas alturas, es más, es algo que no soporto, pero si nos tenemos que poner a olvidar siempre he creído en el infalible poder anestesiante que solo puede dar la distancia, como mejor forma de superar lo perdido, además no soporto esa mierda de tristeza que siempre me queda en el cuerpo cuando estoy con ella desde aquel tiempo, esta noche, no la quiero.

Pero en fin, que todo eso ya no tiene remedio porque hace rato que me ha descubierto entre la gente y ya esta casi aquí, así que intento recomponerme lo mejor que puedo para que no me note nada y espero a lo inevitable, confirmar una vez más, dolorosamente, que no puedo vivir si ella.

A modo de saludo y sin decirnos ni una palabra nos damos uno de nuestros abrazos del fin del mundo y como de costumbre todo se desploma dentro de mi al sentir su tacto y su olor. Acto seguido se da la vuelta para saludar a algunos de los que están a nuestro alrededor, que la reclaman solo para si, pero ella no me suelta del todo. Se coloca delante mía para hablar mientras mis manos se quedan entrelazadas sobre su vientre, bueno, no se cómo pero han terminado más abajo, de hecho tan abajo que empiezo a notar peligrosamente la curva que desciende hasta el final del camino, así que procuro quedarme muy quieto y no mover mis dedos ni un milímetro más. 

Ella tiene una de sus manos colocada sobre las mías y con la otra acaricia mi pierna, suavemente, sube y baja lentamente, hasta que casi sin darme cuenta empieza a jugar en mi bragueta, sin llegar a hurgar, solo posa su mano suavemente en el punto exacto, casi inocentemente se podría decir, si es que existen juegos inocentes en esos lugares.

He perdido toda noción de realidad, mi cabeza vuela y solo puedo pensar en lo que esta pasando, intentar buscar una explicación. No tiene sentido.
De repente, sin dejar de hablar, coge una de mis mano y se la baja “ahí”, sin brusquedades, con toda la naturalidad del mundo mientras gira levemente la cabeza hacía mi y me dedica una leve sonrisa que lleva fuego.

Cuando se libra de todos, nos volvemos a abrazar y ya con el mundo exterior reducido a más absoluta invisibilidad, por fin nos hablamos:

—No te puedes imaginar cómo te hecho de menos. Necesito tanto uno de nuestro ratos. —Me dice con voz triste.

—¿Qué te pasa?

—Tu qué crees. —Me responde, parando un instante más de la cuenta la mirada para indicarme lo serio del asunto.

—¿Estas pasando hambre? —Intento quitarle un poco de hierro al asunto. Mientras ella asiente con la cabeza.

—¿Y tu...? —Le pregunto por el cretino con el que anda desde hace un tiempo, haciendo un gesto con la cabeza señalando hacia afuera.

—Bahh! —Y hace un gesto de desdén, dejando asomar un poco la lengua, para inmediatamente soltarme:

—Te necesito tanto, estaría bien que quedásemos para cenar. —Sonríe y se queda esperando.

—Me encantaría cenar contigo. Bueno en realidad, me encantaría cenar, almorzar, merendar o desayunar, y sobre todo eso, desayunar.

A pesar de la música y el ruido se hace el silencio por obra y arte de la mirada en la que nos hemos quedado suspendidos, sus ojos brillan ya tanto y están tan cerca de los míos, que es inevitable, nos precipitamos, pero sin llegar al final, en el último instante nuestros labios se detienen, a micras los unos de los otros, lo justo para que ambos sintamos el aliento caliente que sale de nosotros, dejando escapara las ganas que nos tenemos. Es uno de nuestros antiguos juegos y ya conozco su final.

Nos besamos, deshacemos el nudo, y sin dejarme tiempo a reaccionar, me coge de la mano, tira de mi, me arrastra y me dice que nos vamos a su casa, a cenar ahora mismo.

jueves, 18 de octubre de 2012

Las 10:38

Cuando me toco el lóbulo de la oreja sin parar es que estoy nervioso, cortado, sin saber qué hacer. Pues bien, cuando te tengo al lado justo me pasa y perdona si no lo hago, mirarte a los ojos digo, no es que no quiera, es que no se como hacerlo. Solo puedo quedarme ahí, parado, atontado, tímido como un niño pequeño intentando mirar cuando no te das cuenta, recorriendo embelesado tu cuello, tus labios y tu pelo.

Aunque tu no lo creas, ya conozco cada curva de tus caderas, la forma exacta de tus cejas y ese lunar que tienes en el hombro derecho, porque otra cosa no, pero observarte se me da de maravilla, podría pasarme horas.

Se que han sido pocas esas ocasiones, pero me encanta cuando tus ojos se encuentran con los míos, sobre todo si es con esa carita de pilla que te deja el alcohol en el rostro, mientras yo me quedo mordiéndome el labio intentando devolver mi corazón a su sitio y es que es algo inevitable, por mucho que me prepare antes cuando al final te tengo al lado me quedo en blanco. 

Continuará...